CAPÍTULO 6: FALSO | LINAJE OCULTO




— Esto no puede ser cierto.


Tinny, que estaba arrodillada en el piso y apoyada en el sillón de la sala del departamento de Johnny, abrazó el almohadón que había allí, ocultando parte de su  rostro. Se sentía estúpida.


— En serio, no me puedo creer que hayas insultado a Yesung. ¿De verdad no sabes quién es? — le dijo John desde la otra punta mientras preparaba sus bártulos para irse al trabajo, al tiempo que negaba con la cabeza.


Ella no contestó. Claro que no conocía a ese imbécil. Y lo cierto es que le hubiese gustado no haber sabido nunca de él. 


— No, y no sé porqué te sorprende tanto. Y no lo insulté, simplemente le dije que el respeto no se impone sino que se gana. 


Johnny se encogió de hombros.


— Es un idol. Y aquí al respeto lo ven de otra manera. Además no entiendo porqué te exaspera tanto. 


Tinny rodó los ojos. ¿Qué tenía de raro que no conozca a un idol o lo que fuere? Cuando ella era la famosa, era consciente de que habría personas que quizás no supiesen quien era. Y aquello no le afectaba en lo absoluto. Y era un engreído y altanero, ¿cómo no la iba a exasperar?


— Hmmm... — dijo cansinamente.


Ella suspiró. No quería hablar del tema ya; aquel sujeto la cansaba mentalmente. Y al parecer, a  Johnny también. O por lo menos eso aparentaba, ya que desde que se habían cruzado con una imagen suya en la estación del metro y en la cual ella había reconocido en Yesung  al sujeto que había robado su pelota y al cual había "insultado", no había cambiado su expresión de hastío.


— Pero deberías cuidarte más. Aquello fue muy temerario de tu parte. 


Ella levantó la vista para observarlo, analizando aquella frase.


— ¿Crees que tome alguna clase de represalia?


De pronto, el panorama se había ensombrecido lo suficiente como para sentir los nervios a flor de piel. 


— No estaba hablando de tu irreverencia hacia él, sino de haber salido a la calle en un horario complicado y en zona complicada. Fuiste inconsciente al exponerte así. 


Ella no contestó. John en aquel punto tenía mucha razón y, aunque le molestase un poco, debía de reconocer que había sido demasiado imprudente. 


— No quiero sermonearte, Tinny, pero creo que tienes en claro la situación. — agregó él con firmeza pero a la vez con cariño. Si hubiese tenido un hermano, ella estaba segura de que sería como él. 


Asintió mientras exhalaba un largo suspiro. No iba a discutir, simplemente por el hecho de que no tenía excusa alguna para su proceder, aunque los motivos de este hubiesen sido genuinos y válidos. 


El chico se acercó y despeinó sus cabellos con ternura.


— Y no pongas esa cara. Tampoco es algo para morirse. — dijo sonriendo — Hablaremos a la vuelta. 


Ella, que estaba entre apenada e irritada, asintió mientras le devolvía la sonrisa.  


Después de escuchar cómo la puerta del apartamento se cerraba, no pudo evitar sentirse atrapada nuevamente, y otro sentimiento conocido y que había estado ausente durante un buen tiempo estaba resurgiendo sin que ella pudiera reprimirlo.


Se levantó de donde estaba, preocupada. 


Esas ganas de huir de donde se encontraba, el hecho de no tener lugar al donde ir, y la angustia que le producía todo aquello, habían regresado. Aquellos sentimientos que habían despertado en ella poco después de haber llegado al palacio del duque y que habían desaparecido en aquellos meses estando bajo el cuidado de Johnny, volvieron con fuerza, de un momento a otro y sin que ella pudiese hacer nada, con la única diferencia de que ahora ella ya había huido. Si perdía aquella tranquilidad que su amigo y el apartamento de éste le habían dado, ¿qué le quedaría? 


Trató de respirar varias veces, tratando de calmarse. El desasosiego, aquel sentimiento de tener una especie de tubo atravesado en la garganta y que le impedía respirar, luchaba contra sus intentos de mantenerse tranquila. 


Oh, qué ganas de salir de allí, corriendo, aunque sea a algún parque cercano. 


Se dirigió hacia la habitación y se dejó caer en la cama que aún ella usaba. Sabía que dormir era, como último recurso, lo mejor para este tipo de situaciones.


...


La música tranquila proveniente de un sistema de audio la despertó. 


Aturdida, se sentó en la cama y miró a través de la ventana. Era de noche. 


¿Cuánto había dormido? se preguntaba al tiempo que se deslizaba al baño. Tenía el rostro completamente ensombrecido por unas profundas ojeras y una expresión que denotaba cansancio y hastío. Decidió tomar una ducha rápida y salir al encuentro de su amigo, que había regresado hacía un tiempo al parecer.


Mientras se vestía con una ropas que le quedaban enormes, analizaba su estado. Se encontraba tranquila, sin aquella ansiedad de la que había sido presa en la mañana, y ahora tenía hambre, lo cual era un buen síntoma. Un poco mejor de ánimo, se dispuso a encontrarse con Johnny que estaba en la sala.


Pero al salir, no había nadie allí. 


Buscó a su amigo en el balcón, pero también estaba vacío. La casa estaba con las luces de cortesía, aquellas que se solían prender cuando se buscaba un ambiente más relajado. La sala seguía ordenada, al igual que la cocina. Comenzó a denotar intranquilidad y, al intentar llamar a Johnny a su número y darle éste como apagado, aquella sensación se hizo aún más presente. Sentía como poco a poco iba cayendo en una espiral de incertidumbre y miedo, al tiempo que la ansiedad de la mañana regresaba con ímpetu. 


Regresó a la habitación y buscó en su agenda el número de teléfono del trabajo de su amigo, ya que nunca había decidido guardarlo en su celular, pero al encontrarlo éste se hallaba distorsionado de manera tal que lo números eran prácticamente ininteligibles. Su agitación se incrementó a tal punto de que su respiración se convirtió en hiperventilación. Quiso ver la hora, pero no atinaba a enfocar el reloj de pared que se hallaba en la sala. 


Unos golpes en la puerta hicieron que saliera de manera temporaria de aquel estado lamentable en el que se encontraba. 


Esperanzada porque fuera Johny quien hubiese golpeado, al momento que se preguntaba si se habría olvidado el código de acceso al domicilio, se encaminó con ligereza hacia allí y abrió la puerta de un golpe. 


Su mundo, aquel pequeño y tenso que había construido en aquellos meses, se desmoronó de repente al ver ante ella el rostro del hombre del cual había huido, escoltado por su madrastra y su padre. Sintió cómo la sangre se escurría de su rostro luego de un golpe que no vio venir a su mejilla, mientras el archiduque tomaba con fuerza su cuello y la empujaba hacia dentro del domicilio. 


La respiración se le dificultaba cada vez que el sujeto ceñía su agarre, y el dolor nacido de la herida y el golpe proporcionado en su rostro se le extendía por el resto del cuerpo, haciendo que cada vez perdiese más fuerzas. En algún momento intentó decir algo, pero la boca le fue clausurada por la gigante mano del hombre. Intentó mirar hacia donde había visto a su padre, pero tenía los ojos empapados en sangre. 


Pudo sentir cómo la mano del archiduque que la sujetaba de la garganta la soltaba, pero sólo para dirigirse hacia su cabeza y tomarla de sus cabellos, ahora cortos, mientras que la otra buscaba a tientas por debajo de sus ropas anchas las uniones de su ropa interior. Se desesperó aun más e intentó revolverse para poder librarse de aquello y escapar para pedir ayuda, pero el agarre era férreo y, unido a las fuerzas debilitadas por la pérdida de sangre, sólo pudo gemir de dolor y angustia. 


— ¡¡Tinny!!


Se despertó con brusquedad, aturdida y con un sentimiento de vacío en el pecho. Miró a su alrededor, sólo para encontrarse con el rostro de Johny, que la miraba con cierta preocupación. Parpadeó un poco más, intentando entender lo que estaba pasando.


— Estabas teniendo una pesadilla al parecer. 


Las palabras de su amigo hicieron eco en su cabeza y ella, aún desorientada, intentó asimilarlas. Tenían sentido. 


Poco a poco fue recuperando la noción del tiempo y el espacio. Pero la horrible sensación que le había producido aquella desesperante pesadilla habían calado hondo en su espíritu y la habían dejado en un estado de enajenación. 


No podía entenderlo.


Fue tan vívido que casi le costaba discernir qué era real y qué no. Aún cuando tenía a su amigo a escasos centímetros de ella, con gesto espectante, cuando de la cocina venía el picante aroma a pizza recién traída, y la suave brisa entraba por la ventana entreabierta, su cabeza se negaba a entender. 


Asintió con pesadez, esperando a que Johny la dejara sola para poder darse una ducha y despabilarse de una vez. Éste sonrió y se enderezó del suelo, sacudiendose las motas de polvo de su pantalón. 


— Deberías bañarte. Las duquesas no deberían apestar de ese modo. 


Tinny se sorprendió ante aquel comentario, bastante desubicado por parte de su amigo, por lo que decidió apartarse de él y dirigirse sin mediar palabra hacia el cuarto de baño. 


No entendía qué estaba pasando. 


Tuvo una pesadilla, lo suficientemente real como para dejarla estúpida durante un tiempo, ella se encontraba tan desorientada que no era capaz de atinar a nada, y ahora Johny terminó comportándose como un imbécil. Algo no andaba bien.


Abrió el agua de la ducha y, una vez que estuvo a la temperatura justa, decidió introducirse. 


Las gotas de agua tibia se deslizaban de manera uniforme, mientras ella se mantenía allí sin hacer nada. Tomó la botella del shampoo y estaba dispuesta a lavarse el cabello cuando notó, a través del espejo de la ducha y no sin cierto espanto, la costra de una herida en su mejilla,


Sus ojos se abrieron y su corazón estalló en un golpeteo acalorado al ver, a su vez, las reconocibles marcas de unos dedos alrededor de su cuello. 


Paralizada, sintió cómo la garganta se le cerraba por pura angustia. La botella del shampoo se le resbaló de los dedos y se estrelló en el piso de la bañera. Pero el bajar la mirada en un acto casi reflejo, vio con horror cómo el agua se teñía con el rojo carmesí de su sangre, que parecía venir de alguna zona más arriba suyo. 


En aquel momento no aguantó más y abrió la boca para proferir un grito, pero una gran mano conocida la calló e impidió que lo hiciera. 


Sus ojos se cerraron y ella, tras una breve lucha, se dejó caer completamente abatida. 


Era evidente que había perdido la batalla. 


Continuará.


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Comentarios

  1. Me encanta, quiero la continuación ❤️

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  2. Cada capítulo más atrapante a esperar el próximo pronto

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